Estudiar el comportamiento de cada generación es tan importante como evaluar las relaciones entre ellos para así poder diseñar oficinas que puedan albergar estos flujos de emociones y energías y hacerlos confluir a una situación confortable y productiva.
Baby boomers, nacidos entre los años 1945-1964 suelen ocupar cargos directivos y son dueños de empresas. El trabajo es el sentido de sus vidas. No necesariamente aman lo que hacen, pero el esfuerzo y el deber ser son los motores de permanencia. que vemos hoy.
La Generación X evoluciona respecto de la anterior. Incorpora gustos y preferencias que mecha con la vida laboral logrando un mayor equilibrio. Se trata de una generación de transición, es por ello que tambien es llamada la “generación perdida” recordando el eslabón no encontrado en la cadena evolutiva del hombre. Los nacidos entre generación, 1965-1981, son propensos a recibir órdenes y no discutirlas, suelen ser empleados por décadas sin grandes cuestionamientos. Se encuentran en permanente exposición ante sus hijos, millennials, que permanentemente ponen en jaque su modo de ver y vivir sus vidas.
Miramos a los millennials, tienen entre 25 y 37 años, nacieron en la “era digital”. Les gusta y eligen trabajar en equipo. Aprenden rápido y así de rápido necesitan respuestas a sus inquietudes. No son workaholic, ya que vieron este modo en sus padres y no comparten ese modo. Son emprendedores y creativos, gregarios, aman viajar y se viven ciudadanos (y trabajadores) del mundo. Los millennials son pragmáticos y al mismo tiempo están comprometidos con la sustentabilidad y el medio ambiente. Su compromiso social es alto.
Por último tenemos la generación Centennial, también llamada generación Z incorpora a los jóvenes nacidos a partir del año 1995, digitales nativos, creativos y autodidactas. Son los más abiertos. Exponen su privacidad y se comunican mediante redes digitales distintas de la de sus padres. Miden el éxito por la cantidad de veces que sus contenidos son likeados o se comparten en las redes. Son los más pragmáticos de las 4 generaciones y buscan innovar con los recursos existentes. Comienzan ahora a incorporarse a la vida laboral, y ya se observa que les preocupa encontrar una vocación acorde a sus gustos, conocerse a sí mismos y aceptar las diferencias, en un mundo cada vez más globalizado.
Adaptarse a este desafío implicará aprovechar las potencialidades de cada uno, ser eficiente y sostenible. El trabajo conjunto de asesores inmobiliarios, desarrolladores, arquitectos e interioristas evalúa como compatibilizar tecnología, seguridad y accesibilidad, economía de espacios sin dejar de incorporar superficies destinadas al encuentro informal y al mismo tiempo estar insertos en zonas accesibles con oferta gastronómica y comercial que permita entrar y salir de la oficina para satisfacer gustos y necesidades diversas. Hoy el ámbito laboral debe contribuir al bienestar y a la productividad en igual medida.
PRIVACIDAD & CONEXIÓN
La intimidad es uno de los mayores escollos a la hora de diseñar una oficina. Uno de los grandes desafíos es compatibilizar la necesidad de privacidad (asociada a necesidades mas baby boomer o X) con la de espacios colaborativos y sin jerarquías (millennial y centennial).
Diseñar la oficina ideal es un dilema. Al asesorar empresas vemos que estas buscan diferenciarse, tener espacios innovadores con amenities, conexión con la naturaleza y estar excelentemente abastecidos tecnológicamente. Reflejar la cultura y valores de las compañías y permitir a sus equipos encontrar sentido a su trabajo y pertenencia en dichas organizaciones es uno de los temas centrales hoy en el asesoramiento corporativo.
Estamos viendo una evolución en los espacios de trabajo. Comenzamos a encontrar espacios de workcaffe, gimnasios y terrazas verdes compartidas en los edificios de oficinas.
Atrás quedó la época de los amplios despachos (aptos fumadores) con pesadas puertas de madera oscura que marcaban jerarquía, y no necesariamente conocimiento. La nueva dinámica laboral propone diferentes métodos de trabajo, colaborativos y flexibles. Sin embargo la necesidad de silencio y concentración es un factor importante, ya que el grupo laboral no siempre comparte los mismos procesos o proyectos, por lo cual muchas veces se impone la necesidad de un espacio para cada uno. Una opción es pensar espacios de trabajo para mediana y alta concentración o ambientes que permitan realizar una llamada privada o una reunión virtual.
A medida que las personas cambian, el modo de trabajar evoluciona a un modo cada vez más flexible que permita albergar “el cambio permanente”. Espacios centrados en las personas, que permitan combinar el trabajo con lo social en una jornada con límites horarios difusos.
Vemos que tanto microemprendedores como grandes organizaciones buscan oficinas con aminities. El gimnasio o una terraza compartida por ejemplo, son lugares saludables de relax y al mismo tiempo de sociabilización y reuniones informales. Contar con salas de reuniones compartidas permite optimizar espacio propio.
Estos datos se convierten en nuevos estándares de calidad, que buscan satisfacer una demanda con necesidad de espacios con altos niveles de profesionalización, flexibilidad de superficies, sectores de interacción, en edificios con seguridad, tecnología y calidad de diseño y construcción.