Tendría un costo de US$ 90 millones y un plazo de obra de dos años y medio. Con los pasajes y túneles que desembocarían en Alem, el trayecto que hoy demanda 5,4 minutos se haría en 3,1 minutos, esto es, un 42% menos, al evitarse dos semáforos y los cruces de Libertador con Ramos Mejía y San Martín.
El túnel más largo tendrá, de hacerse, 437 m., de los cuales 333 serán bajo tierra y está proyectado otro más corto, de 283 m., para suprimir el giro a la izquierda desde Libertador hacia San Martín.
Se calcula que la obra aliviaría el tránsito en una zona en la cual, diariamente, se movilizan cerca de 700.000 personas entre subtes, colectivos y trenes por lo cual es, junto con Once y Constitución, un foco de concentración de tránsito superior a la infraestructura actual.
De todas formas, la obra está supeditada al veredicto de una audiencia pública convocada para el 14 de mayo por la Agencia de Control Ambiental.