El ladrillo continúa siendo un refugio de valor

El mercado inmobiliario es muy sensible a cualquier medida económica: éstas pueden impactar positiva o negativamente, según el caso. Toda novedad tiene consecuencias directas sobre las expectativas y el ánimo del inversor. “Está claro que la depreciación del peso ha traído incertidumbre en los precios y afectará el nivel de actividad del sector pero, a su vez, los inversores van a intentar volcarse hacia aquellos bienes y proyectos que funcionen como un refugio para su capital y, sin dudas, el ladrillo será la mejor de las opciones. Con el aumento del dólar hoy las propiedades son la inversión más atractiva y el fideicomiso al costo en pesos es el producto más buscado porque se paga en pesos a medida que avanza la obra y, luego, la propiedad cotiza en dólares”, sostiene la empresaria.

En el caso de Vizora, el 2014 los encuentra con grandes proyectos en marcha. “Aún cuando no podemos sustraernos de la coyuntura y nos corren las mismas reglas que al resto del mercado en cuanto a ventas, tendremos mucha actividad porque estamos transitando desarrollos cuyos ciclos de vida son de unos cinco años, como mínimo”, resalta Brito. Por de pronto, están por comenzar las obras de Árboris La Horqueta, en San Isidro; The Link Towers, en el Dique 1 de Puerto Madero; y de la Torre Banco Macro, en Catalinas Norte. También están analizando, con mucha cautela, algunas otras oportunidades en la Zona Norte, “ya que hoy es un buen momento para el landbanking, es decir, para hacerse de tierra”.

“El mercado de la obra privada premium, del cual formamos parte, es un nicho. Y a pesar de visualizarse un año que será difícil, tiene un piso. Se trata de un segmento que en cierta medida está al margen de los vaivenes políticos o del mercado: son clientes que siempre están dispuestos a hacer una buena inversión en “lifestyle”, es decir, que conjugue una locación atractiva, un buen proyecto y un grupo desarrollador con espaldas para soportar las medidas que pudieran ser negativas en el mercado. En momentos de inestabilidad, más que nunca, la confianza es el valor más buscado por los inversores”, resalta.

Sin embargo, advierte que ese segmento no es suficiente para mantener la actividad plena en el sector. Y acá el Estado podría sumar. Si bien proyectos como Procrear han colaborado para mantener el volumen de construcción y no perder los puestos de trabajo, serían necesarias más políticas públicas para darle impulso al sector.

Por otro lado, puntualiza que “se requieren nuevas obras de ingeniería e infraestructura, necesarias para el país, que asegurarían la plena ocupación en el sector, además de dejar preparado el campo para la obra privada, que viene siempre detrás de la obra pública. Asimismo, las restricciones al ingreso de ciertos insumos de origen importado, hoy indispensables en las construcciones y que aún no cuentan con sustitutos de origen local, generan complicaciones o incluso hacen desistir a desarrolladores de iniciar ciertas obras. Además de provocar aumentos en los costos”.