El espacio, presentado por los arquitectos Hernán Barbero Sarzabal y Alicia Falconi, planteó diversas visiones de la evolución que impone la época en esos mercados. Leonardo Militello y Fernando Hitzig, del Estudio HMA, explican que suelen abordar la arquitectura desde varias disciplinas, que incluyen el arte y el diseño como base. Enfatizan que “prefieren construir la decoración y no decorar la construcción”. Con esos conceptos se desarrollaron varios negocios que incluyen Luciano, The Nim bar, Mamba - donde se generó un sistema de escamas con placas de madera, tratadas escenográficamente como laca oxidada- y en todos los casos con la idea de lograr una identidad propia. Con Williamsburg, a partir de un espacio existente, se amplificó el desarrollo hacia el exterior que admite el distanciamiento, que adquirió mayor protagonismo. Pese a las restricciones impuestas, sostienen que en lo social la gente va a seguir prefiriendo el encuentro como disfrute, pero no dentro de cápsulas, sino en espacios verdes y ventilados.
Por su parte, la arquitecta Claudia Faena, se explayó sobre el concepto de senseful design , que define la relación que existe entre la energía de los espacios y su efecto sobre la biología de las personas que lo habitan. Lo que se consigue a través de incorporar arte (desde cuadros a murales), sumar la naturaleza, la proyección de la luz, la elección de los materiales y el uso del color entre otros métodos. Como ejemplo, el caso del edificio Palmera de Caballito, donde las columnas pasaron a dar forma a esa identidad. En su opinión, la arquitectura comercial requiere “una manera de comunicación única del proyecto, desde el inicio de la obra. Una vez hallada, marca e identidad se bajan a la arquitectura, al mobiliario y todo el equipamiento”. También hizo hincapié sobre un nuevo paradigma del buen vivir: mejor vivir que poseer, ser que tener. Lo que deriva en más experiencia, compartir y el cuidado del medio ambiente en el centro del diseño.
Coincidió la ingeniera Mariana Stange con que existe mayor conciencia del cuidado del medio ambiente. Y que a su exigencia por los datos había agregado a su tarea la importancia de conocer qué está pasando con las personas. “Hablar de ellas más que de mercado” Destacó la necesidad de desarrollar la intuición de lo que va a venir, los cambios de hábitos y las preferencias. Hablar de evolución, y de nuevos conceptos surgidos de la pandemia que nos ligan con la solidaridad, y la experiencia de la austeridad. Marcó cambios en la filosofía del retail barrial y los comercios de cercanía (que se poblaron de fitness, alimentos saludables, viveros y alimentos naturales) . También la omnicanalidad, el uso de todas las plataformas en la difusión, y el cambio de foco en las vidrieras, donde de la exhibición estática se está pasando a pantallas gigantes que invitan a entrar. Los espacios como oportunidad para crear experiencias, el stockeo en altura, diseños flexibles y adaptables y la senalética y sanitización como ele mentos estéticos más. La incorporación de materiales y mobiliarios sanitizables (superficies fáciles de limpiar y no contaminantes)” la resiliencia como camino de reinicio, madurar y seguir adelante”.
Finalmente, el arquitecto cordobés Alberto Navas, especializado en proyectos comerciales, registró los cambios producidos en su ámbito que afectaron de manera mayúscula a restaurantes y hoteles, Marcó la mudanza de usos de espacios como en Europa, donde ganaron protagonismo las terrazas, que no se usaban previamente por temas de seguridad . “En Córdoba ha sido enorme el cierre de locales, y el microcentro luce muy vacío aún hoy”, indicó. Además de los cambios forzados por la tecnología, se apuntó a que en los restaurantes se imponen dobles ingresos, para facilitar el desplazamiento del personal destinado a las entregas a domicilio. Un detalle, de un largo camino que recién empieza.