“Tenemos paradas las obras hace cinco meses, lo que es un horror para la economía argentina y de Buenos Aires, sin embargo parece que nadie tiene en cuenta las consecuencias, que a nadie le molestara”.
El arquitecto Mintzer sostiene que para la opinión pública el de los constructores y desarrolladores es un sector a la que la gente le da poca importancia, y que los medios no reflejan por lo general esa situación, como sí lo hacen con los negocios, el tennis o el golf. Y considera, que parte de culpa la tienen ellos mismos, que no han logrado trasmitir la importancia económica de lo que producen, y su influencia en el empleo. “No se logró un diálogo, componer una amalgama entre el interés de todos los que construyen”, dice, aunque estima que entre la AEV y la CEDU se está tratando de impulsar una mesa de la vivienda en todas las instituciones que tienen relación con el tema: “para que la sociedad nos vea como actores importantes en el desarrollo, y no como factores de contaminación”.
SITUACION ACTUAL
En estos momentos, donde sólo se permitieron excavaciones y demoliciones, hay alguna flexibilidad respecto de permisos provisorios para pequeñas tareas, y obras en las que se trabaja. Con la paradoja, de que los obreros que no van a los edificios, con traslados a cargo de los empleadores, pero están en la calle haciendo otras tareas, y corriendo mayores riesgos.
La pandemia permitió darse cuenta de que la construcción tiene en estos momentos los precios más bajos, y es buen momento para invertir, y aprovisionarse de materiales dada la escasez de la demanda. De hecho, GYD ya tiene los insumos para finalizar las siete obras que encaró el año pasado. Y redoblan la apuesta: están en etapa de prelanzamiento para un edificio de vivienda en Moldes y Aguilar, de 13.000 m2, alrededor de 300 unidades, a un precio de U$S 2.200 el metro, pagadero en pesos.